En Febrero de 2014,
estacionando mi motocicleta tuve que hacer un esfuerzo muscular extremo para sostenerla
y evitar que se me fuera al suelo. Esto derivó en una lesión importante de mi
brazo, hombro, plexo solar y hasta la escápula de mi lado izquierdo, con
distensiones musculares múltiples y compromiso de los nervios involucrados.
Las molestias eran
continuas, con parestesia en la mano y codo e incomodidad para mantener posiciones
(por ejemplo, sentado frente al computador) y sobre todo, para dormir; tenía
que estar constantemente moviendo el brazo y buscando posiciones distintas,
pero ello solo aliviaba las molestias por un tiempo corto.
Acudí al traumatólogo,
quién me indicó que se trataría de una recuperación larga y me indicó Lyrica
(para las molestias neuropáticas) y 10 sesiones de kinesiterapia, las que
realicé durante 6 semanas.
Habiendo transcurrido
casi 3 meses desde la lesión y con el tratamiento señalado, las molestias
habían disminuido muy poco. En el control con el traumatólogo, éste me señaló
que la recuperación (especialmente de los nervios comprometidos, que debían
reconectarse en forma natural) me iba a tomar unos 6 meses en total.
En ese momento y con
un poco de escepticismo, me contacté con la Dra. Berenice Riquelme, quién me
indicó que una terapia neural podía tener un buen resultado en mi caso. Me hizo
una entrevista para visualizar posibles “campos interferentes” y determinó que
me inyectaría Procaína en las amígdalas (4 puntos) y en el “ganglio
estrellado”; yo solo hice mi acto de fe y procedió con la intervención.
Adicionalmente, me indicó que consumiera Aceite de Coco Virgen, prensado en
frío, pues contribuía a la regeneración de las conexiones nerviosas.
Entre 1 y 2 semanas
posteriores a esto, la recuperación fue realmente increíble; las molestias
cedieron, mejoró notablemente la movilidad y, especialmente, pude empezar a
hacer mi vida más normal y dormir incluso sobre mi lado izquierdo. A los 3
meses de la lesión ya tenía una recuperación prácticamente completa, en
circunstancias que la medicina tradicional me había augurado mínimo 6 meses;
realmente asombroso.
No entendí mucho (ni
tampoco pretendía entenderla en detalle) la lógica de la terapia pero, al
parecer, en mi caso se generó como un “desbloqueo” a nivel neuronal que derivó
en una recuperación solo calificable de fantástica y, lo más importante, es que
fue una respuesta de mi propio cuerpo para sanar el área afectada. Hoy, 7 meses
después de la lesión, estoy completamente recuperado y sin secuelas.
Y, como un regalo
adicional, noté una cierta mejora en mi memoria, lo que a mi edad se agradece
sin lugar a dudas. La Dra. Berenice me indicó que se debía a las propiedades
del Aceite de Coco, razón por la cual lo sigo consumiendo de forma habitual.
C.R.G., 60 años.
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